El acné es una afección cutánea común que se produce cuando los folículos pilosos de la piel se obstruyen con sebo y células muertas, lo que da lugar a la formación de espinillas, puntos negros, pústulas y quistes. Esta obstrucción crea un entorno propicio para el crecimiento bacteriano, en particular de la bacteria Propionibacterium acnes, lo que puede desencadenar una respuesta inflamatoria.
Los brotes de acné pueden ocurrir en cualquier momento de la vida, pero son más comunes durante la adolescencia debido a los cambios hormonales. Sin embargo, el acné también puede afectar a adultos de todas las edades.
El tratamiento del acné y los brotes de la piel depende de la gravedad y del tipo de acné que se presente. Algunas opciones de tratamiento incluyen:
Cuidado adecuado de la piel: Limpieza suave de la piel con productos no comedogénicos y sin fragancias. Evitar el uso de productos que obstruyan los poros o que sean demasiado abrasivos.
Medicamentos tópicos: El uso de cremas, lociones o geles tópicos que contengan ingredientes como peróxido de benzoilo, ácido salicílico, retinoides o antibióticos puede ayudar a controlar el acné.
Procedimientos dermatológicos: Para casos más graves de acné, se pueden considerar procedimientos como la terapia con láser, peelings químicos, terapia de luz o extracción de comedones realizada por un dermatólogo.
